por Politican
El Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife incide en la necesidad de una reeducación tecnológica entre los más jóvenes para evitar el uso de herramientas como los móviles para evadirse de pensamientos incómodos, una práctica que, además, incrementa su frustración.
En esta línea, estudios recientes, como el realizado por el Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, destacan la relevancia de esta práctica, que afecta al 44% de los jóvenes entre 18 y 24 años.
La psicóloga sanitaria colegiada Azucena Duque señala que “este segmento de edad es uno de los más vulnerables, ya que, pese a que se les considera adultos, todavía están completando el proceso de maduración de sus estructuras cognitivas y utilizan los móviles para aplacar su malestar”.
Explica que este comportamiento y uso inadecuado podrían desembocar en una baja autoestima, que canalizan a través de pensamientos de infravaloración, aislamiento y soledad. A esto se suma, añade, que las redes sociales se convierten en un escenario en el que se refleja una falsa sensación de éxito que genera expectativas erróneas, asociadas a estereotipos elevados que no pueden alcanzar. Esto provoca que los jóvenes no reciban la respuesta que esperan e incluso, en determinados casos, ésta pueda ser peor.
Todo ello, puntualiza, genera una mayor frustración, que se extiende a diferentes ámbitos, como el físico, el laboral, de estudios o relacionales.
La psicóloga Azucena Duque precisa que el uso inadecuado frecuentemente puede incrementar la adicción a las redes, al mismo tiempo que aumenta la frustración al ver que no pueden alcanzar las metas a las que esperan.
Ansiedad y depresión
Por otro lado, a nivel químico se produce una subida de la producción de hormonas como la adrenalina y el cortisol, que, mantenidas en el tiempo, es uno de los factores que podrían desencadenar episodios de ansiedad, trastornos de alimentación e incluso síndrome depresivo.
Azucena Duque apunta que es importante que tanto la familia como el entorno de los jóvenes estén atentos ante la presencia de conductas nuevas en los jóvenes, asociadas al aislamiento, la pérdida de interés por salir o cambios en la alimentación o el sueño.
El abordaje de este tipo de situaciones, explica, pasa por el diálogo y la confianza con los jóvenes, al mismo tiempo que es necesario informarles sobre los riesgos del mal uso de los móviles y generar nuevos hábitos en los que estas herramientas no estén tan presentes. En esta línea, señala que el uso de los móviles debe limitarse y se recomienda no superar la hora y media diaria.
A su vez, puntualiza, es necesario que los jóvenes reflexionen sobre sus responsabilidades, incorporen normas y prioricen la interacción entre iguales, diversificando sus horas de ocio con otras actividades que les generen satisfacción.
Azucena Duque insiste en que la clave está en “acompañarles, darles una educación digital desde pequeños y fomentar las relaciones y las habilidades sociales, además de ofrecerles pautas para una mayor interacción social”.