por Politican
La reciente dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat no ha sido una sorpresa para muchos, pero sí la culminación de una gestión de crisis que, según expertos, se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo no se deben hacer las cosas. Óscar Álvarez, presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), desglosa en una reciente entrevista en el programa "A Buenas Horas con José Luis Martín" las claves de una salida política marcada por la falta de empatía, los errores estratégicos y una desconexión total con el sentir de las víctimas y la ciudadanía.
Desde el primer momento, la actuación de Carlos Mazón tras la tragedia provocada por la DANA fue duramente cuestionada. Óscar Álvarez es tajante al respecto, afirmando que el Mazón “nos ha brindado a los profesionales un gran manual de cómo no hay que gestionar una crisis”. No se refiere únicamente a la catástrofe natural, sino a la posterior crisis de comunicación y política que se desató a raíz de su gestión.
Álvarez señala que Mazón violó las dos premisas básicas e inquebrantables de cualquier gestión de crisis. La primera, “Estar; siempre hay que estar, siempre hay que dar la cara”, porque la ausencia de un líder transmite una peligrosa sensación de que “no hay nadie al mando”. La segunda, no menos importante, es “decir la verdad”.
La gestión de Mazón falló estrepitosamente en ambos puntos. Las dudas sobre su paradero durante las primeras horas críticas, esas “horas trágicas en las que no sabíamos muy bien qué es lo que ha hecho Carlos Mazón”, crearon un vacío de liderazgo que minó la confianza desde el principio. Según Álvarez, el expresidente “subestimó la situación, no dio la cara cuando tenía que dar la cara”, sentando así las bases de su propio fracaso.
Más allá de los errores estratégicos, el elemento que verdaderamente dinamitó la posición de Carlos Mazón fue su incapacidad para conectar con el dolor de las víctimas. Óscar Álvarez califica esta actitud como algo “muy grave” que ningún político debería permitirse: “subestimar a las víctimas, mentir a las víctimas”. Esta desconexión, esta evidente “falta de empatía”, lo convirtió, en palabras del experto en comunicación política, en “un personaje que no debería haber llegado nunca a ocupar un cargo de responsabilidad público”.
Fueron precisamente las familias de las víctimas quienes, con su persistencia, impidieron que la tragedia cayera en el olvido. “Las familias de las víctimas son las que han estado peleando y haciendo visible día a día esta tragedia”, explica Álvarez, y añade que la actitud de Mazón no hizo más que “amplificar además todo ese mensaje”. La crisis, lejos de disiparse, “se les ha hecho bola, se les ha atragantado”.
Ante la pregunta de qué consejo daría a la persona que suceda a Mazón, Óscar Álvarez es muy claro: el primer paso es ser su antítesis. La nueva cara visible del partido y de la Generalitat “tiene que ser una persona que esté al lado contrario de Mazón”. Esto se traduce en una cualidad fundamental: “tener esa capacidad de empatía que no ha tenido Carlos Mazón”.
El consejo es directo y sin rodeos: “habla con las familias de las víctimas, asume la responsabilidad que tengas que asumir”. Solo a partir de ese punto de inflexión, de ese gesto de humanidad y humildad, se podrá empezar a construir un nuevo proyecto. Es imprescindible “dar la cara frente a las víctimas”, bajar a la calle y recuperar el contacto con la ciudadanía, porque, como concluye Álvarez, cuando un político pierde esa sensibilidad, “has perdido lo que te ha llevado a estar donde tú estás”. La lección es clara: en política, la empatía no es una opción, es una exigencia.
Entrevista completa: