
por Politican
En un mundo cada vez más enfocado en la sostenibilidad, el Puerto de Las Palmas se erige como un ejemplo destacado de cómo equilibrar el desarrollo económico con el cuidado del medio ambiente. Guillermo Holm, jefe de Medio Ambiente de la Autoridad Portuaria, lo resume así: “Nos hemos preocupado y ocupado considerablemente en cuidar más nuestro medio ambiente. En un puerto como el de Las Palmas, es una tarea ardua, pero imprescindible”.
Este artículo explora las estrategias, retos y logros tanto del equipo ambiental del puerto como del de la división de mantenimiento y señales marítimas de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, destacando cómo han implementado innovaciones y medidas efectivas para garantizar un desarrollo sostenible.
El área que lidera Guillermo Holm se enfoca en las operaciones diarias relacionadas con el medio ambiente. Desde el control de la calidad de las aguas hasta la gestión de residuos de los buques, cada tarea refleja un enfoque sistemático y riguroso.
Según Holm, “la Autoridad Portuaria tiene la obligación de controlar que las aguas estén dentro de los parámetros establecidos. Además, gestionamos residuos y organizamos simulacros ambientales para garantizar la preparación ante posibles contingencias”. Estas actividades no solo aseguran la operación eficiente del puerto, sino que también minimizan su impacto en el entorno.
El concepto de sostenibilidad ha reemplazado al cuidado ambiental como un término más amplio y global. Holm lo describe de manera elocuente: “No podemos comer todo el pastel y dejar a quienes vienen detrás sin nada. El desarrollo sostenible es clave para seguir creciendo, garantizando un ambiente saludable para las generaciones futuras”.
En esta línea, el puerto ha implementado medidas como bonificaciones a empresas por buenas prácticas ambientales, controles más estrictos sobre el vertido de residuos y la incorporación de tecnologías de última generación para supervisar las operaciones.
Uno de los hitos recientes del puerto fue el simulacro de contaminación marítima llevado a cabo el pasado verano, descrito como un desafío técnico y logístico. Este ejercicio involucró a múltiples administraciones y organismos, desde la Autoridad Portuaria hasta el Sistema Nacional de Respuesta ante Contaminación.
Holm destaca que este tipo de ejercicios son cruciales: “Los simulacros sirven para entrenarnos y estar preparados. Además, permiten analizar fallos y mejorar constantemente”. La evaluación posterior reveló áreas de mejora, pero también recibió calificaciones sobresalientes de expertos internacionales como Oil Spill Response.
El puerto cuenta con barreras anticontaminación capaces de cerrar dársenas completas en caso de emergencia. Estas barreras, junto con embarcaciones especializadas y cámaras espectrales, representan una inversión significativa, pero esencial. “La Autoridad Portuaria nunca ha puesto problemas para proyectos que mejoren el ambiente. Es cuestión de responsabilidad”, afirma Holm.
Las especies invasoras representan una amenaza seria para la biodiversidad local. El puerto implementa controles desde 2017 para monitorear y mitigar este problema. Las aguas de lastre y los cascos de embarcaciones, especialmente de plataformas petrolíferas y cruceros, son los principales vehículos de transporte de estas especies.
“Vivimos del turismo, y la entrada de una especie dañina podría generar un impacto devastador. Por eso nos tomamos muy en serio este control”, subraya Holm.
El vertido de residuos, especialmente de sentinas, es una práctica dañina y difícil de rastrear. Sin embargo, el puerto está implementando un sistema de cámaras espectrales que puede detectar manchas incluso de noche. Estas cámaras también graban y permiten identificar responsables.
Holm asegura que esta innovación es crucial: “Dentro de poco, será más difícil que alguien vierta residuos sin ser detectado. Empezaremos con proyectos piloto en las zonas de mayor tráfico y, si funcionan, los extenderemos a todo el puerto”.
El Puerto de Las Palmas, también se encuentra inmerso en una transformación energética sin precedentes. Este puerto, un nodo clave para la logística marítima, enfrenta retos complejos vinculados a la descarbonización y la implementación de energías renovables, todo ello en línea con los objetivos marcados por Europa para 2030.
Para comprender esta transición y sus implicaciones, conversamos con Vicente Belloch, jefe de la división de mantenimiento y señales marítimas de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, quien ofreció una visión detallada sobre los desafíos y soluciones que se están implementando.
El mantenimiento en el Puerto de Las Palmas es una tarea titánica que requiere dedicación y recursos significativos. Según Vicente Belloch, esta área es fundamental para garantizar que el puerto funcione de manera ininterrumpida: "Mantenimiento siempre es la parte oculta que casi nadie ve, pero que permite que el puerto siga funcionando 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año".
La infraestructura portuaria, desde los viales hasta las edificaciones y las instalaciones logísticas, depende de un sistema de mantenimiento robusto que permita afrontar los desafíos actuales y futuros. Sin este engranaje bien aceitado, el puerto no podría sostener su actividad constante ni mantener su competitividad.
El Puerto de Las Palmas se enfrenta a una limitación estructural significativa: su ubicación en un territorio insular sin conexión al continente. "Partimos de una instalación aislada, con una producción energética limitada", explica Belloch. Esto implica que la capacidad de generar y distribuir energía está condicionada por los recursos locales y la infraestructura existente.
Esta realidad plantea interrogantes sobre cómo satisfacer las crecientes demandas de energía en un entorno que avanza hacia la electrificación. El puerto no solo debe adaptarse a las normativas europeas, sino también garantizar la sostenibilidad de sus operaciones sin comprometer la disponibilidad energética del resto de la isla.
La estrategia europea Fit for 55, diseñada para reducir las emisiones en un 55% antes de 2030, obliga a los puertos europeos a electrificar sus muelles. Esto incluye la capacidad de suministrar energía a los buques atracados, eliminando la necesidad de mantener sus motores auxiliares en funcionamiento.
En palabras de Belloch: "La normativa exige electrificar tres tipos de tráficos: interinsular, portacontenedores y cruceros. Para ello, necesitamos infraestructuras eléctricas capaces de soportar demandas energéticas que oscilan entre 1 MW para buques interinsulares y 16 MW para cruceros." La magnitud de estas cifras refleja un desafío monumental para un puerto cuya isla apenas alcanza un consumo máximo de 500 MW en horas punta.
El Puerto de Las Palmas ya está trabajando en la planificación y desarrollo de infraestructuras que permitan cumplir con estas exigencias. Belloch detalla que la Autoridad Portuaria ha solicitado a Red Eléctrica una capacidad adicional de 42 MW para atender la electrificación de los muelles. Esto equivale a casi el 10% de la demanda energética total de Gran Canaria en sus picos máximos.
Sin embargo, estas modificaciones no solo dependen del puerto. "Es necesario reforzar la red de transporte para garantizar que la energía renovable generada, como la eólica offshore y el proyecto Chira-Soria, pueda llegar al puerto." Esta coordinación es crucial para garantizar que los proyectos de generación renovable puedan satisfacer la creciente demanda.
Uno de los principales desafíos de las energías renovables es su intermitencia. Para abordar este problema, el Puerto de Las Palmas está explorando soluciones de almacenamiento que permitan utilizar la energía generada durante el día o en condiciones óptimas, incluso cuando no haya viento ni sol.
“Queremos que el puerto sea autosostenible, generando y almacenando su propia energía,” enfatiza Belloch. Este enfoque busca reducir la dependencia de fuentes externas y garantizar una operación resiliente frente a posibles interrupciones del suministro.
Aunque Canarias está parcialmente exenta del cumplimiento estricto de Fit for 55 debido a su condición de región ultraperiférica, el Puerto de Las Palmas ha decidido anticiparse. Según Belloch, "Lo que no puede el puerto es perder competitividad. No podemos desmarcarnos de las líneas que toda Europa está llevando, aunque la norma no nos obligue."
Este enfoque proactivo busca posicionar al puerto como un referente en sostenibilidad dentro del Atlántico, asegurando que siga siendo un destino atractivo para navieras y operadores globales.
A pesar del optimismo, el camino hacia la electrificación total no está exento de obstáculos. La necesidad de coordinar la demanda de los buques, la capacidad de generación y la infraestructura de transporte plantea un desafío logístico importante. Además, no todos los buques están preparados para conectarse a la red eléctrica, lo que podría generar conflictos con la normativa europea.
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