
por Politican
La estabilidad del Gobierno municipal en Las Palmas de Gran Canaria está en entredicho, especialmente tras la salida de José Eduardo Ramírez de Nueva Canarias, manteniendo su cartera de Movilidad tal y como destacó en el programa "A Buenas Horas con José Luis Martín", el portavoz del Grupo Municipal de CC en el Ayuntamiento capitalino, David Suárez. Para Suárez la situación es "complicada", dado que el gobierno se sostiene con una "mayoría muy ajustada" de 15 concejales sobre 29.
La ruptura en el Consistorio de Nueva Canarias, con una "relación nula" entre Pedro Quevedo y José Eduardo Ramírez, ha generado "ciertas cuestiones internas" y exigencias de Quevedo a la alcaldesa para una reorganización de áreas. El concejal sugiere que, a día de hoy, José Eduardo Ramírez "está bajo el paraguas de la alcaldesa más que de Pedro Quevedo". Esta fragilidad en el pacto de gobierno, que ya lleva "más de 10 años con este gobierno de estos tres colores políticos", plantea serias dudas sobre su capacidad para abordar los complejos desafíos que tiene por delante Las Palmas de Gran Canaria. La sensación general, según Suárez, es que el "Gobierno municipal está sobreviviendo", más que gobernando con solidez y visión de futuro.
La cuestión de la seguridad ha escalado a la cima de las prioridades, reflejada en los titulares de prensa que narran agresiones y robos en las calles. Pero la inseguridad no es solo una percepción ciudadana; se ve amplificada por los evidentes conflictos internos que el Gobierno municipal mantiene con sus propios cuerpos de seguridad: bomberos y policía local. Este descontento entre los servicios esenciales es un síntoma de una gestión que, según Suárez, no logra atender las demandas más básicas de la población ni garantizar su bienestar.
La percepción de inseguridad se concentra en puntos neurálgicos de la ciudad. El concejal Suárez señala específicamente el Parque de San Telmo y el Parque de Santa Catalina como epicentros de "situaciones descontroladas". Estas áreas, que deberían ser pulmones urbanos y puntos de encuentro, se han transformado en zonas donde los ciudadanos "temen por su integridad y por su seguridad". La falta de una vigilancia coordinada y constante es, a su juicio, un factor determinante. "Cuando el Ayuntamiento baja la guardia y no habla con la Policía Nacional para que también le intente echar una mano, dado la escasez de agentes de la Policía Local que tenemos, el problema persiste", afirma Suárez, refiriéndose a incidentes recientes como un apuñalamiento en el Parque de Santa Catalina.
La respuesta del equipo de gobierno a estas preocupaciones es, para Coalición Canaria, insuficiente y autocomplaciente. Se escudan en los datos del Ministerio, que posicionan a Las Palmas como la segunda ciudad más segura de España. Sin embargo, Suárez matiza: "es cierto que el conjunto de la ciudad no es una ciudad insegura, pero es cierto que hay ciertas zonas que ciertas horas, pues hay que reforzar esa seguridad y no lo está haciendo debidamente este gobierno". Esta discrepancia entre las estadísticas generales y la realidad palpable de áreas específicas genera una brecha de confianza entre la administración y los ciudadanos. La seguridad no puede ser una media; debe ser una garantía en cada rincón y a cada hora.
La raíz de muchos de estos problemas de seguridad se encuentra en la precariedad de los recursos humanos y la insatisfacción laboral dentro de la Policía Local y el Cuerpo de Bomberos. Suárez sugiere que "todo puede estar relacionado" con el conflicto que el Ayuntamiento mantiene con estos colectivos. La tasa de absentismo importante en la Policía Local, ya sea por enfermedad u otras bajas, es un indicador alarmante que el Gobierno municipal debería abordar con urgencia. El concejal no descarta que estas ausencias se deban a un "síntoma del quemado" y una "sobrecarga de trabajo" generada por la insuficiencia de personal.
El concejal desvela que la principal queja de la Policía Local no son los turnos habituales, que "de forma general se suelen cubrir", sino el incumplimiento de los "complementos salariales" y los "compromisos verbales y en mesa" con los sindicatos. Lo más preocupante es que "cuando la Policía Local hace horas extras, no olvidemos que esas horas extras se pagan al año siguiente porque este ayuntamiento no tiene capacidad de pagarlo". Esta situación se agrava por una "cantidad desbordante de horas" que realizan debido a la falta de agentes suficientes en la calle. Eventos masivos como la Night Run, los Carnavales o las Navidades requieren una cobertura policial y de bomberos excepcional, que se suma a su "trabajo diario, cotidiano" de atender llamadas y demandas. Esta presión constante, sin una remuneración o reconocimiento adecuado, es una bomba de tiempo para la moral y la eficiencia de los servicios.
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