
por Politican
El verano es en general sinónimo de relajación, descanso y diversión, pero trae consigo también la proliferación de ciertas alergias que encuentran en el estío su época predilecta. Alergias de la piel, alimentarias y provocadas por picaduras de insectos como avispas o abejas se encuentran entre las más frecuentes en Canarias, unas islas con una tasa importante de personas alérgicas, destacan desde los hospitales Vithas Las Palmas y Vithas Tenerife.
Las alergias se sitúan entre las seis patologías más frecuentes a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su tasa se mantiene al alza tanto en adultos como en niños. Se estima que uno de cada cuatro españoles son alérgicos, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Una cifra al alza, con Canarias entre los territorios con mayor incidencia, explica el doctor Bassam Hammad especialista en alergología del Hospital Universitario Vithas Las Palmas. En el ámbito infantil, se calcula que más de 50.000 niños canarios tienen alergia, según un estudio publicado en 2023 en 'Archivos de Bronconeumología', la revista de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Por ello, “si se sospecha que se padece alguna alergia conviene consultar con un especialista y realizarse las pruebas lo antes posible para iniciar el tratamiento y estar preparado ante cualquier episodio alérgico que pueda acaecer”, recomienda el doctor Manuel Alejandro Risco, especialista en alergología del Hospital Universitario Vithas Tenerife. Asimismo, destaca que “en verano, especialmente, si se va a viajar es necesario contar con un informe para los servicios de aduana y un kit de rescate que incluya tratamiento de antihistamínicos o broncodilatadores para crisis leve o moderada e inyecciones de adrenalina para situaciones de emergencia por una reacción anafiláctica, es decir, reacciones alérgicas repentinas, generalizadas, potencialmente graves y con riesgo de muerte”.
Respecto a los tratamientos, cada vez más efectivos, oscilan entre antihistamínicos y corticoides a fármacos biológicos o inmunoterapia, una vacuna personalizada con la dosis máxima que el paciente puede tolerar del alérgeno para ir aumentando su tolerancia al alérgeno. Y en cualquiera de los casos es fundamental el seguimiento activo del paciente y tomar las medidas necesarias para evitar el alérgeno en cuestión.
Las alergias cutáneas, muy habituales en esta época, suelen deberse al efecto de algunos antiinflamatorios y antibióticos o ingredientes de algunos protectores solares que sensibilizan la piel al exponerse al sol. La aparición de eritema, pápulas, vesículas, costras y descamación puede indicar la aparición de una dermatitis, que agrava el baño en piscinas, pero sin embargo mejora al nadar en el mar. Ronchas rojizas bien definidas con picazón son señal de una posible urticaria.
La alergia a ciertos alimentos puede ser muy peligrosa, ya que en algunos casos provoca reacciones graves como la anafilaxia, un tipo de reacción alérgica intensa que incluso puede poner en riesgo la vida. Estas reacciones pueden aparecer justo después de comer el alimento o varias horas más tarde.
En los adultos, los alimentos que más alergias suelen causar son los mariscos y algunas frutas, como el melón, la sandía, el kiwi, el plátano, el melocotón y los frutos secos. En personas alérgicas al polen, estos alimentos pueden provocar picor o molestias en la boca al comerlos. En los niños, los productos que más alergias generan suelen ser la leche de vaca y el huevo, sobre todo cuando los prueban por primera vez.
Por último, las picaduras de himenópteros también aumentan en verano, dada la mayor actividad al aire libre. El riesgo de desarrollar reacciones alérgicas se incrementa según el número de picaduras que se sufran. Es raro que pueda producirse una reacción mortal, aunque la incidencia y gravedad se ha incrementado notablemente en los últimos años. Los síntomas pueden incluir enrojecimiento cutáneo, dificultad respiratoria, hinchazón de la laringe, bajada de la tensión arterial, náuseas, vómitos o diarrea.
Es fundamental en caso de sufrir cualquiera de estos síntomas acudir a urgencias lo antes posible por si pudiera llegar la anafilaxia y posteriormente a una consulta de alergología ya que el riesgo de una reacción grave en una segunda picadura es alto. Esta visita es importante también en el resto de los casos si los síntomas son muy incómodos o persisten, ya que una alergia no controlada puede empeorar notablemente hasta afectar de forma importante la calidad de vida de la persona alérgica e incluso suponer un riesgo mortal, concluye el doctor Castillo.