
por Politican
La cesta de la compra en Canarias se ha convertido en un auténtico campo de batalla para la economía familiar. Con precios que a menudo superan la media nacional, los ciudadanos se preguntan por qué productos locales, como el emblemático plátano, pueden llegar a ser más caros en las islas que en la península. Para arrojar luz sobre esta compleja realidad y proponer soluciones viables, Theo Hernando, secretario general de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga) da algunas claves en el programa "A Buenas Horas con José Luis Martín"
Uno de los temas que más controversia ha generado en los últimos meses es el precio del plátano. Ver la fruta insignia de Canarias a precios elevados en los lineales locales mientras se vende más barata a miles de kilómetros de distancia ha provocado frustración y desconcierto. Theo Hernando ofrece una explicación clara y directa, alejada de especulaciones y centrada en la pura lógica de la oferta y la demanda.
La respuesta, según Hernando, no es una, sino una combinación de factores climáticos y de volumen. El invierno y tormentas como "Dorotea" tuvieron un impacto directo en la producción. "Hemos tenido invierno, hemos tenido frío y además tuvimos la famosa Dorotea antes de Navidad... eso lo que ha hecho es ralentizar la producción de plátano en esta época", explica. Esta ralentización es clave: a menor oferta de producto, el precio, inevitablemente, sube.
Sin embargo, la pregunta sigue siendo por qué esa subida es más acusada en el archipiélago. Hernando lo atribuye a una cuestión de escala y poder de negociación. “Principalmente es por una cuestión de volumen. Nosotros enviamos a la península pues más del 90% del plátano que producimos aquí”. Este dato es fundamental. Las grandes cadenas de distribución en la península compran cantidades masivas, lo que les otorga una capacidad de negociación inmensa. "Cuando tú vendes muchísima, muchísima producción, tienes que ajustar precios y es cuando esas empresas de distribución tienen la capacidad de negociarte", detalla el secretario general de Asaga.
Ante esta situación, ¿Qué puede hacer el consumidor? La recomendación de Hernando es volver a un hábito que hemos perdido: consumir productos de temporada. "Lo que tenemos que hacer es aprovechar la temporada de la fruta. Cuando la fruta está más barata, si de verdad nos afecta en cuanto al bolsillo, pues aprovechar y comprar frutas de temporada que estarán más baratas". Pone como ejemplo el aguacate, cuyo precio se dispara en agosto, sugiriendo que quizás ese sea el momento de optar por otras frutas.
El problema de los precios no se limita al plátano. Canarias sigue teniendo una de las cestas de la compra más caras de España. ¿Pueden los agricultores y ganaderos hacer algo al respecto? La respuesta es compleja, ya que, como primer eslabón de la cadena, su poder es limitado.
Hernando es contundente al señalar la posición de los productores: "Muy pocas veces un agricultor o un ganadero puede poner el precio de su producto. El precio te viene de arriba, ¿no? Del que está dispuesto a pagártelo". Los precios, afirma, vienen impuestos "de arriba a abajo".
Entonces, ¿Cuál es la solución estructural para abaratar los alimentos? La respuesta es unánime y directa: producir más en Canarias. A mayor autosuficiencia, menor dependencia de factores externos como la logística, los costes de transporte y las decisiones de terceros. La clave está en acortar la cadena de distribución.
Tras años de incertidumbre hídrica, las perspectivas para el sector primario este verano son notablemente más optimistas, especialmente en islas como Tenerife, que ha sufrido graves problemas de sequía.
La tranquilidad llega de la mano de los niveles de las balsas de almacenamiento de uso agrícola. "Podemos estar tranquilos de que este verano no vamos a tener restricciones, que ya es un paso", afirma Theo Hernando, basándose en la información de Baltén. Es importante destacar que estas balsas no se llenan solo con agua de lluvia, sino con excedentes de otras fuentes, como galerías, pozos, agua desalada y, de manera crucial, agua regenerada, es decir, agua depurada del uso urbano que se reutiliza para el riego.
Este alivio es fundamental para planificar cultivos que se siembran en verano de cara a la campaña de invierno, como las papas de Vilaflor o la flor de Pascua. Un agricultor que no tiene garantizada el agua, simplemente no arriesga su inversión. Gracias a las lluvias, a las temperaturas más suaves que han reducido la demanda hídrica de las plantas y a las acciones de la declaración de emergencia, el campo canario puede respirar un poco más tranquilo.
La lucha contra la despoblación en las zonas rurales es otro de los grandes retos del archipiélago. Iniciativas como Dinamiza Rural, impulsada por el Gobierno de Canarias, buscan precisamente eso: revitalizar estos entornos. Para Hernando, el éxito de cualquier estrategia pasa por un elemento central: el empleo.
"El empleo es lo vital, generar economía es lo vital para que la vida en los entornos rurales se mantenga", subraya. Si los jóvenes tienen que desplazarse diariamente a otros municipios para trabajar, soportando los problemas de movilidad, la tendencia natural es que acaben mudándose. Por ello, generar actividad económica local es la única forma de fijar población.
Aquí es donde Hernando propone una de las ideas más potentes y transformadoras: ligar la principal actividad económica de Canarias, el turismo, con el sector primario. No se trata de convertir el campo en un parque temático, sino de crear experiencias auténticas y de calidad de forma planificada. "No con todas las atrocidades que se están viendo en nuestros entornos naturales, sino de una manera responsable, planificada", matiza.
La idea es crear rutas organizadas que lleven a los turistas a visitar bodegas, queserías o fincas, donde puedan conocer el origen de los productos, su singularidad y, por supuesto, consumirlos. Esto no solo genera una nueva vía de ingresos, sino que permite al productor marcar su propio precio, ya que el turista que vive esa experiencia está dispuesto a pagar el valor real del producto. "Si el cliente viene a tu casa, a tu bodega, a tu quesería... tú vas a marcar tu precio y el cliente seguramente te lo va a pagar".
Esta simbiosis es, según Hernando, la verdadera forma de que la riqueza del turismo se reparta y llegue al tejido local, más allá de los grandes complejos hoteleros. Es una estrategia que genera empleo, revaloriza el producto local y ofrece al visitante una experiencia única y memorable, demostrando que el futuro del campo canario puede ser tan próspero como su paisaje.
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