
por Sheila Guillén
En una primera entrega de los “los palacios de Arrecife” expliqué lo que para el sociólogo Eric Klinenberg significaban los palacios del pueblo: infraestructuras sociales donde la gente se puede reunir, convivir y establecer vínculos de comunidad. A diferencia de las meras infraestructuras de ingeniería material o física, estas infraestructuras sociales vienen ligadas a los entornos comunes donde las personas generamos vínculos y afectos, y donde construimos pueblo. Una biblioteca pública, los centros educativos, las plazas, los parques, los clubes deportivos o las asociaciones vecinales pueden ser considerados “palacios del pueblo”.
Esta segunda entrega la dedicaré a otro tipo de palacios que posee nuestra capital y que han sido y son vitales para las personas y familias arrecifeñas. Hablo de los comercios locales, también llamados de proximidad o del país.
No invento nada si digo que los comercios locales son nuestro propio pueblo, familias, vecinos o conocidos de todas nosotras. Son seña de nuestra identidad como ciudad.
Arrecife se construyó bajo el prisma del comercio pesquero, como así dejó reflejada la reciente Proposición No de Ley (PNL) que mi compañero diputado Yoné Caraballo defendió en el Parlamento de Canarias con el fin de reconocer institucionalmente la cultura pesquera y conservera de Lanzarote. Una PNL que fue rechazada sin justificación alguna, dándole la espalda a la historia, a la cultura y a las mujeres y hombres que levantaron una industria vital para la supervivencia de la sociedad conejera.
El Comercio Local contribuye a acercar a los/as vecinas productos y servicios de todo tipo. Estas pequeñas empresas, en la mayoría de las ocasiones de 1, 2 o 3 trabajadores, mantienen un trato humano con el cliente que va más allá de la simple transacción comercial fría, mecánica y fugaz. Un establecimiento de proximidad donde puedas hablar con el dependiente, generar vínculos afectivos o relaciones personales, no es simplemente un comercio, es un espacio amable y reconocido como parte de tu vida y cotidianidad.
Aún recuerdo los comercios de mi barrio de Maneje, algunos sobreviven a duras penas y otros han cerrado por fallecimiento de sus dueños o han tenido que ser traspasados. La Lonja de Mariana o Casa Suso donde comprábamos el pan, las golosinas y productos de todo tipo. La mercería de Pino, el supermercado de Gregorio, el bar El Bajito, el taller de mecánica Juan Jaime, de Amararico, el soldador Juan Ramón, Alfonso “el timplista” o la peluquería de Sagrario. Todos estos tienen en común ser del propio barrio, vecinos y familias. Nos conocemos por nuestros nombres y la confianza es la norma. Ellos y ellas dan vida, ofrecen seguridad y puntos de encuentro: “quedamos en Casa Suso y bajamos”.
En la actualidad, el Comercio Local de Arrecife agoniza. No quiero ser catastrofista, pero solo se necesita dar una vuelta caminando por las calles para ver que cada vez son más los locales que cuelgan el cartel de “Se Alquila”, “Se Vende” o “Se Traspasa”. Locales que antes estaban llenos de vida y de sueños, ahora son infraestructuras vacías que, muy probablemente, irán a engordar el parque de viviendas vacacionales gracias a la nueva normativa del Gobierno de Canarias, al efecto de la gentrificación turística y la especulación inmobiliaria y a la inacción del grupo de gobierno municipal.
¿Qué podemos hacer para recuperar estos palacios del pueblo? Desde Nueva Canarias-Bloque Canarista hemos elaborado un Plan para la Protección y Cuidado del Comercio Local de Arrecife denominado “100% Arrecife”, teniendo en cuenta el contexto internacional de guerra comercial arancelaría que previsiblemente hará subir los productos y servicios de las grandes cadenas globales instaladas en Canarias. Hoy necesitamos más comercio local.
Ante la proliferación de las cadenas comerciales internacionales que deshumanizan nuestros barrios y entornos, abogamos por el comercio de cercanía, del tú a tú, de la calidad humana. Para nosotras es un error promocionar grandes centros comerciales cerrados en el centro de un municipio pequeño como Arrecife con una renta per cápita de las más bajas de España y con graves deficiencias de movilidad. No dudamos de las bondades de las grandes zonas de ocio, pero estas no pueden ser a costa de eliminar nuestro capital local.
Las zonas comerciales abiertas como la Calle Real han cerrado por la competencia agresiva de las grandes cadenas y por la gentrificación de la zona centro que desplaza a los residentes hacia otros puntos de la capital y dejan las viviendas para el alquiler turístico. Prácticamente no hay arrecifeños sino foráneos que buscan marcas y cadenas internacionales. Un golpe de muerte al comercio local.
No voy a desarrollar el plan que hemos propuesto, puesto que me extendería demasiado y no es el objeto de este artículo. Pueden consultarlo en las redes sociales de Nueva Canarias-Bloque Canarista o en las mías propias, y sugerir cambios y propuestas.
Me gustaría terminar con una reflexión. Ante este mundo cambiante, incierto y gris, lo próximo es nuestro refugio. Volver a reencontrarnos con nuestras raíces, con la comunidad y con nuestra gente nos hará que como sociedad afrontemos más fuertes los retos que se avecinan. El Comercio Local es seguridad, nuestro kit de supervivencia. Es pueblo. Somos todas y todos. Apoyémonos.
Sheila Guillén Duarte, portavoz de Nueva Canarias-Bloque Canarista en Arrecife